domingo, 11 de septiembre de 2011

La verdadera historia de Manuelita.


Quería contarles una historia que todos creen conocer. Sí…creen. Es de esas historias que se van deformando con el tiempo, por lo tanto uno nunca llega a escucharlas tal cual son. Por eso creo que es el momento de hacérselas llegar. Amigos…ésta es la verdadera historia de Manuelita.
Manuelita, como todos sabemos, vivía en Pehuajó. Y sí, se marchó, supuestamente nadie supo bien por qué, pero la realidad es que no se podía decir en la época. Resulta que Manuelita no fue siempre Manuelita. Manuelita nació realmente como Roberto, un tortugo extrañamente hermafrodita; y digo extrañamente porque el pobre tipo era macho pero no se le notaba, y tenía unos vestigios de sistema reproductor femenino. El caso es que creció como Roberto un buen tiempo hasta que en la adolescencia se le complicó. Al muchacho le gustaba el punk rock, y como es de popular conocimiento, los punks son bien machos, y no era bien aceptado en la comunidad panqueque. Roberto sufrió mucho…no era bien visto tampoco que los tortugos punk fueran al psicólogo, así que Roberto decidió irse del pueblo a probar suerte en alguna comunidad más abierta.
Fue en este momento que el muchacho se vino a la ciudad. Solo, con su cresta y una bolsita atada a un palo con elementos de primera necesidad cual Chavo del ocho. Impresionado con las luces, los autos, los teatros y la aparente aceptación de los ciudadanos modernos, Roberto se dio cuenta de que era hora de buscar trabajo e inmiscuirse en esta sociedad prometedora. Pero para eso, primero debía definirse…
Lo primero que hizo, habiendo visto en la televisión que eso era lo que la gente hacía para buscar trabajo, fue comprar el diario y buscar en los clasificados. Como quien no quiere la cosa, el muchacho encontró la dirección de una clínica de estética, una tal Rímolo era la dueña, y el doctor de turno era un tal Dr. Gilbert. Decidió probar suerte, tal vez como hembra le iba mejor en la vida. Siempre es mejor una hembra punk rock con actitud que un muchacho de sexualidad dudosa haciéndose el duro. La cuestión es que sin saber muy bien cómo, el tipo entró como Roberto y salió como Manuelita; y ahí empieza más o menos la historia que nos contaron de niños, o mejor dicho la canción que nos cantaron de niños. No en Europa y sin paciencia, más que embellecer, Manuelita…nació.
CONTINUARÁ…

Mechi